Mi observación y ayudantia lo realice en la institución educativa áreas técnicas industrial pichccachuri con los alumnos del segundo grado sección "A" y "B" durante tres semanas pero en oras partidas .
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martes, 31 de julio de 2018
martes, 24 de julio de 2018
RELACIÓN DE BLOG
PROGRAMA IDIOMAS – INGLÉS III
ATOCCSA ORTIZ, SHIRLEY MEDALITH
CULE SALCEDO, FLOR DE MARIA
FERNANDEZ HUAMANI, MARELYN SOLANGIE
LEON CCOYLLO, WENDI LEYDY
LLOSA GUTIERREZ, ROSMERY
MAMANI GARRIAZO, GIANINA PAOLA
MARCA GARRIAZO, FATIMA
PANUERA CORONADO, EMILIN ELVIRA
QUISPE HUAMANI, BENJAMIN JHONATAN
QUISPE JURADO, GABY
RAMOS AGUILAR, ZENON
RIVERA PUMAYLLE, KEVIN STING
ROMAN PUMACHAHUA, BETZABE DANIA
SOLIS YARIHUAMAN, CLENY ROXANA
SOSAYA AYQUIPA, BETHSABE ALIDA
miércoles, 18 de julio de 2018
El príncipe y el mendigo
Autor:
Mark Twain
Adaptado
por: Gaby Quispe Jurado
Tom
Canty era un niño muy humilde, pero honrado. Ayudaba a sus padres trabajando en
mil oficios, en el centro de Londres. Tenía apenas 14 años y nunca había
conocido juguetes para alegrar sus días. El príncipe de Gales, Eduardo Tudor –
hijo del rey Enrique VIII y heredero de la corona de Inglaterra – tenía la
misma edad y no era más feliz que Tom; pese a estar rodeado de los juguetes más
caros del mundo.
Una
tarde, en su caminar cotidiano, Tom llego hasta las rejas del castillo.
Admiraba sus interiores y a la guardia real que, como los soldaditos de plomo,
realizaba su desfile vespertino.
De
pronto, un escolta lo trato groseramente: “¡vete de aquí, truhan, que estás
dando mal aspecto!”. Tom bajo la cabeza y ya se iba, cuando una voz lo detuvo:
“¡No, niño, no te vayas, te invito a pasar a mi castillo!". El escolta lo
miro furioso, pero tuvo que obedecer al príncipe de Gales. Jugaron toda la
tarde; pero cuando oscureció, Tom le dijo que debía marcharse.
El
príncipe entristeció. Veía tan feliz a su amigo, pese su pobreza, que no dudo
en decirle que lo envidiaba. De pronto, el rostro de Eduardo se ilumino:
“¡Cambiemos
de personalidad por unos días, somos tan parecidos que nadie lo notara!”, ¿Qué
dices?”.
A
Tom le pareció un absurdo, pero le atrajo la travesura. Cambiaron de ropaje y
el príncipe salió del castillo en medio de la noche. Fueron días felices. Tom
lo devoraba toda su comida, alegrándose mucho el rey, acostumbrado a ver “a su
hijo” flaco, desganado y casi siempre enfermizo. Leía mucho, llegando a dar
consejos de guerra a su padre, con resultados victoriosos.
Eduardo,
por su parte, aprendió a trabajar y a valorar el esfuerzo de la gente. Pero una
tarde descubrieron a Tom; el rey enfermo gravemente y sus enemigos decidieron
tomar el poder si el verdadero príncipe no aparecía hasta determinada hora.
El
escolta tomo prisionero a Tom, amenazando con matarlo si no aparecía el
príncipe. La noticia llego a Eduardo, quien aviso a la familia de su amigo que
él era el verdadero príncipe, pero no le creyeron.
Tom pudo liberarse de sus cadenas, logrando evitar que proclamasen
al nuevo rey; pero lo atraparon de nuevo y cuando ya iban a coronar al vil
traidor, Eduardo que había convencido a los humildes – ingreso al castillo con
un ejército de campesinos, evitando la traición y arrestando a los culpables.
Coronaron así al verdadero príncipe, quien ya como rey nombro a
Tom Canty caballero ilustre, y fueron muy felices.
Fin
lunes, 16 de julio de 2018
Hansel y Gretel
Autor: Los Hermano Grimm
Los hermanos Hansel y Gretel
vivían con su padre, un humilde leñador, y su cruel madrastra muy cerca del
bosque. Eran tan pobres, ya no tenían alimentos para sobrevivir.
-Una noche, creyendo que los niños estaban dormidos:
-No hay comida,-dijo la madrastra-por eso mañana llevaremos a los niños al fondo del bosque y allí los abandonaremos.
El pobre padre se opuso tajantemente; pero la mujer no descanso hasta convencerlo de su macabro proyecto.
Mientras tanto los niños, que en realidad no dormían, escucharon la terrible amenaza. Gretel lloraba y Hansel la consolaba. A la mañana siguiente, la mujer le dio un pedazo de pan a cada niño. Luego, los acompañaron a internarse en el bosque, procurando que se queden atrás. Hansel fue dejando caer las migajas de su pan, como huellas, para no perderse en el camino.
-Una noche, creyendo que los niños estaban dormidos:
-No hay comida,-dijo la madrastra-por eso mañana llevaremos a los niños al fondo del bosque y allí los abandonaremos.
El pobre padre se opuso tajantemente; pero la mujer no descanso hasta convencerlo de su macabro proyecto.
Mientras tanto los niños, que en realidad no dormían, escucharon la terrible amenaza. Gretel lloraba y Hansel la consolaba. A la mañana siguiente, la mujer le dio un pedazo de pan a cada niño. Luego, los acompañaron a internarse en el bosque, procurando que se queden atrás. Hansel fue dejando caer las migajas de su pan, como huellas, para no perderse en el camino.
En una zona agreste, la mujer
ordene que allí esperaran, pues volverían por ellos. Pero de noche, al ver que
no llegaban, los niños trataron de volver. Para su desdicha, las aves se habían
comido las migajas. Y deambularon, sintiendo la mirada acosadora de las fieras.
Al amanecer, temerosos y hambrientos vieron un pájaro blanco y los invitaba a
seguir el camino. Siguieron
al ave, llegando a una extraña casita erigida a base de tortas, dulces y otras
golosinas. Los niños, hambrientos, quisieron darle un primer mordizco, pero una
bruja los detuvo. Era un lugar encantado para atraer los niños; y cuando estos
caían, la bruja hacia trabajar y los asaba para comérselo.
Como Hansel lucía flaquito la
bruja lo enjaulo, alimentadolo con ricos potajes para engordarlo, a su vez,
Gretel realizaba esforzadas labores, recibiendo solo migajas para comer. Días
después- queriendo comerse a Gretel- la bruja intento engañarla, ordenándole
revisar el interior del horno.
Gretel dijo que no sabía cómo
hacerlo. La bruja, llamándola tonta,
trato de guiarla metiendo su cabeza. Aprovecho Gretel para empujar y cerrar la
puerta del horno.
Libero, así, a Hansel; pero
antes de irse, rescataron las joyas del tesoro oculto de la bruja.
Y corrieron hasta la orilla de
un inmenso lago. No podían cruzarlo. De pronto, un bello cisne volador les
ofreció su ayuda. Al otro lado los esperaba su padre, quien-lloroso-les pidió
perdón, comunicándoles que su madrastra había fallecido.
Dejando caer el tesoro, los
niños lo abrazaron dichosos.
Olvidarían los agravios; y
vivieran felices, por siempre, juntos.
La liebre y el erizo
Autor: LOS HERMANOS GRIMM
Era día domingo. El sol brillaba y la gente iba a oír misa.
El amigo erizo se sentía feliz, y mientras su mujer vestía a sus hijos quiso
pasear por el huerto y ver cómo iban sus coles.
De pronto le salió al paso la liebre, que examinaba sus
zanahorias.
El erizo la saludó, pero la liebre le dijo con arrogancia:
- ¿de paseo? ¿No podrías usar tus piernas en otra cosa?
Tal comentario indignó al erizo, que no toleraba las
burlas sobre sus piernas, pues era patizambo por naturaleza.
- ¿Acaso crees -replicó el erizo -que las tuyas son
mejores?
- Estoy seguro de eso-dijo la liebre.
-Te apuesto – retó el erizo – a que te gano una carrera.
- ¡Con tus piernas torcidas!, -dijo la liebre - ¿Qué apostamos?
- Una moneda de oro y una botella de refresco – propuesto
el erizo -. pero antes debo ir a casa; volveré en media hora.
“La liebre confía en sus largas piernas -pensó el erizo-
pero yo le daré su merecido”. Ya en casa, le dijo a su mujer:
-He apostado con la liebre una moneda de oro y una
botella de refresco; haremos una carrera y necesito que estés presente.
- ¡Tonto ¡-gritó la mujer del erizo -. ¿Piensas ganarle a
una liebre?
- ¡Calla mujer ¡-dijo el erizo-. No te metas en cosas de
hombres.
-Óyeme -dijo el erizo a su mujer, camino al gran evento-,
en ese sembrío será la carrera .la liebre ira por un surco y yo por el otro. Se
inicia desde arriba. Lo único que harás es quedarte aquí abajo y cuando la liebre
llegue, le dices: “¡ya estoy aquí ¡”.
El erizo dejó a su mujer y se fue al punto de inicio. Cada
uno se colocó en un surco. La liebre contó tres y salió disparada.
El erizo apenas si se movió. Cuando la liebre llegó abajo
como un bólido, la mujer del erizo le gritó: “¡ya estoy aquí!”.
Y la liebre se quedó perpleja. Y así termino el erizo
gano todo el permiso y estuvieron muy felices.
Aquí esta el enlace: La liebre y el erizo
La ratita presumida
Autor: Charles Perrault
En un pueblo vivía una ratita muy bonita, pero presumida.
Un día, mientras barría la entrada de su casa, encontró una
moneda de oro con la que compro un bello lazo. Se lo puso y luego salió para
que todos lo vieran. “¡Qué guapa es usted!", le dijo el Burro; ella sonrió
y él le propuso matrimonio: “¿Quiere… hi….casarse….hi…conmigo?”.
Entonces, la pericotita pregunto: “¿Cómo harás por las
noches?”.
“¡Hioo,Hío!”, rebuzno el animal. La Ratita dejo que no se
podía casar con el porque la despertaría con tremendo ruido. El Burro se fue
disgustado. Más tarde paso el señor Perro, quien también le propuso matrimonio:
“¡Realizaremos una fiesta grandiosa en nuestra boda! ¿Aceptas ser mi esposa?”
La Ratita, muy coqueta, le respondió que tal vez, pero antes
tenía que saber cómo haría por las noches. ” ¡Guau, guau!”, ladró el Perro. Al
igual que al Burro, lo rechazo alegando que aquel ruido no le dejaría dormir.
Un Ratón, que estaba enamorado de la Ratita desde hacía mucho, caminaba por
ahí. "Todos los días estas muy preciosa, más ese lazo resalta tu
belleza", le dijo, y ella no le hizo caso.
Unas horas después, paso un gato y le declaro su deseo de
casarse. "Cómo harás por las noches?", pregunto ella. “¡Miau, miau!”,
dijo el Gato y a la Ratita le pareció un dulce maullido.
Entonces, acepto ser su esposa. Antes de la boda, el gato
invito a su novia a almorzara campo; pero cuando esta quiso poner los
cubiertos, noto que solo había uno. En ese momento comprendió que ella sería la
comida.
El felino casi devora a la Ratita, si no hubiese sido por el
enamorado Ratón, quien espanto con un palo caliente a aquel malvado. Entonces,
el héroe roedor le propuso casarse y ella pregunto: “¿Cómo harás por las
noches?”; “Dormir y callar", respondió el Ratón así finalmente se casaron.